Hablamos con la autora de Lo cotidiano y lo profundo (Taller de Edición Rocca, 2024) sobre su nueva obra, que se lanzará oficialmente en abril durante la Feria Internacional del Libro de Bogotá (FILBo), que tendrá a Brasil, como país invitado de honor.
¿Cuál es su vía de escape en Bogotá, una ciudad tan rápida y acelerada?
Me da mucha paz cuando salgo a mi jardín. A veces, almuerzo afuera y suelo jardinear dos o tres veces por semana, ya que también tengo pájaros, mariposas, colibríes que visitan y también mis perros salchicha Bo y Mack que les gusta asolearse y están muy pendientes de mi. Siempre que salgo, ellos están ahí, a mi lado.
Es muy afortunada al tener un jardín tan lindo en medio de la ciudad.
Si. Mi granito de arena para el calentamiento global es también tapar un poco esta selva de concreto en la que vivimos. También, trato de que mi huella de carbono sea lo mínimo posible.
Han pasado diecinueve años desde aquel episodio cerebral y ocho desde su primera obra literaria, A pesar de todo (2016). Se ha convertido en un ejemplo de vida y de inspiración a raíz de esta narrativa para muchas personas. ¿Qué le gustaría que el lector supiera de usted ahora?
Me gustaría, que el lector supiera que con perseverancia todo se puede hacer. Por ejemplo, a mí los médicos me dijeron que no podía caminar, comer, hablar y he hecho todo con ayuda. Mi problema es físico, no mental.
¿Qué diferencia hay entre su vida de ahora y antes de la pandemia?
Yo creo que en general, nos hemos vuelto más solitarios. La pandemia, nos convirtió en personas aisladas. Fue una época terrible para todos. Pero, también vimos lo opuesto; mucha gente, tuvo que quedarse durante los años de la pandemia con sus parientes, los más mayores y cuidarlos. Con este libro, quisiera enseñar y sembrar en mis nietos y en las nuevas generaciones, que tuvieran más empatía.
Uno debe ponerse en los zapatos de la otra persona. Hay que comprender y ayudar más a la gente, hoy en día. Muchas personas, siguen teniendo dificultad para afrontar tantos retos.
Brasil es el país invitado de honor este año, en la Feria Internacional del Libro. ¿Cómo le parece esa potencia cultural?
Me encanta ese país. A finales del 2021, después de la pandemia, pasé el Año Nuevo en Río de Janeiro. Me impresionó que todo el mundo estuviera vestido de blanco para celebrar. Me pareció que la gente es muy alegre. Toda la vida me ha fascinado su música. Me impresionó el Cristo del Corcovado, al cuál siempre había querido ir.
Me gustaron mucho las playas, porque democratizan a toda una sociedad. Otro aspecto que me encantó, fue una visita al Museo de Arte Contemporáneo de Niterói. Una obra de Oscar Niemeyer.
Me gustaría hablar portugués para que me entrevisten en ese idioma.
¿Y una canción preferida?
Si. Tengo una que siempre me alegra el día, Aguas de Marzo.
Bueno, entonces muchos éxitos y a celebrar este nuevo libro con personas de ideas afines en FILBo y ojalá uno que otro brasileño alegre.
A pesar de todo 